Figura 1. Los animales afectados sufrían grandes desgarros ocasionados por manejos normales e incluso roces.

Figura 2. Se observaba una enorme hiperextensibilidad de la piel y que facilitaba su desgarro

Figura 3. La piel se suelta fácilmente sin aplicar casi fuerza.

Figura 4. Separación de la piel sin apenas hemorragia y manteniendo casi exclusivamente los vasos sanguíneos como nexo de unión.