Evolución

El problema se logró controlar, observándose una gran mejoría clínica a los seis meses de instaurar el tratamiento frente a la hipersensibilidad por picadura de pulgas. Durante los dos años que se ha seguido de cerca este caso, no ha habido más recaídas, lo que confirma el diagnostico y la eficacia del tratamiento.  

 

Discusión

Los cuadros pruriginosos en los gatos se presentan bajo patrones clínicos limitados:

- Dermatitis miliar,

- Prurito de la cabeza y del cuello,

- Síndromes eosinofílicos,

- Alopecia simétrica de diferentes localizaciones y

- Prurito y lesiones en zona dorsolumbar y abdominal semejante a los cuadros caninos.

 

Pero todas estas presentaciones resultan difíciles de diagnosticar, ya que etiologías parasitarias y alérgicas muy diversas pueden manifestarse con la misma imagen clínica. En nuestro caso, los signos clínicos más evidentes son una combinación de dermatitis facial  y un cuadro pruriginoso generalizado. Inicialmente se planteó como más probable una dermatitis facial idiopática felina y una causa alérgica que, además, respondía al tratamiento con dosis antiinflamatorias de corticosteroides, pero cuando se bajaba la dosis, aparecían nuevamente los síntomas y, por otra parte, a medida que el cuadro se cronificaba, la respuesta  a los antiinflamatorios esteroides disminuía.

El hecho de que la respuesta frente a antiinflamatorios se reduzca a medida que se prolonga su uso, es una situación frecuente, pero no tenemos una respuesta común para todos los casos: 

 

En nuestro caso, el diagnóstico clínico presuntivo fue de dermatitis atópica, después de haber probado una dieta de eliminación y estar administrando un antiparasitario específico contra las pulgas. Por otra parte, al ser un caso con meses de evolución y diversos tratamientos que controlaban inicialmente el proceso, pero con posteriores recaídas, se realizó una biopsia, cuyo patrón incluía como etiología altamente compatible una dermatitis alérgica. 

 

Llegado este punto, consideramos que el diagnóstico era incompleto y probablemente había alguna otra patología concurrente, aparte de que el paciente había presentado un síndrome de vías urinarias inferiores  seis meses antes. Por ello tomamos la decisión de realizar pruebas serológicas frente a las principales patologías víricas felinas (FeLV, PIF y FIV) resultado negativas. En el perfil bioquímico y hematológico no se observaba ninguna anormalidad.

 Los antibióticos son una opción que debe aplicarse ya que permite reducir  el número de agentes saprofitos que contribuyen a incrementar la sensación de picor  en pieles desestructuradas. En nuestro caso, los antibióticos conseguían  mejorar el cuadro, pero por sí solos, no lo controlaban.

 

La siguiente situación clínica fue plantear el diagnóstico definitivo de atopia felina, que responde a corticosteroides, pero con recaídas muy rápidas o frecuentes, por lo que había que buscar una alternativa terapéutica: ¿antihistamínicos solos?, ¿antihistamínicos combinados con corticosteroides? ¿Corticosteroides combinados con ácidos grasos? ¿Corticosteroides con antihistamínicos y ácidos grasos? ciclosporina? …..

La opción de antihistamínicos combinados con corticosteroides puede resultar efectiva, pero los antihistamínicos hay que aplicarlos con excesiva frecuencia y, en nuestra experiencia,  no resultan útiles a medio plazo en la especie felina.  La combinación con ácidos grasos es otra alternativa interesante, pero otra vez vía oral, no la resisten muchos gatos y sus propietarios. Sin embargo, la forma en spot on disponible actualmente (DERMOSCENT 6 ESSENTIAL) hubiese podido ser una alternativa más fácil y eficaz, que no estaba disponible cuando tratamos a este paciente.

 

Nos decantamos por ciclosporina como la opción con más posibilidades.  Observamos que a las dos semanas de aplicar 25 mg diarios de ciclosporina,  prácticamente no habían mejorado los signos clínicos. A las cuatro semanas el cuadro dermatológico seguía igual y además se complicó con un  síndrome urológico de vías bajas. Por lo que llegado este punto decidimos terminar con la administración de la ciclosporina y replantear nuevamente el caso desde el principio.

 

Empezamos nuevamente reescribiendo la historia clínica y realizando un análisis pormenorizado de la terapia aplicada, la composición, frecuencia y duración de administración de cada droga, así como la evolución de las lesiones hasta la situación actual. 

Al incidir sobre los tratamientos preventivos antiparasitarios, comprobamos que no se estaba realizando un control integral de parásitos externos, si bien, el patrón clínico que se observaba a lo largo de la evolución del caso, no coincidía con los patrones habituales propios de hipersensibilidad a picaduras de insectos, ácaros o pulgas (ver capítulo de DAPP). El resto de los datos habían sido ya considerados desde el principio. De esta forma, la situación fue plantear un tratamiento con corticosteroides de acción corta, vía oral, cada dos días y un control exhaustivo de parásitos externos con Frontline spot on como adulticida  y  Lufenuron inyectable como regulador del crecimiento de formas larvarias y huevos. Mediante este tratamiento se consiguió controlar, con eficacia el problema. A partir de estar controlado,  se pudo optar por la alternativa de administrar un solo producto que combinase un adulticida con un inhibidor de crecimiento de insectos  como el Frontline-Combo con los mismos resultados.

 

Como vemos, una vez más, resulta imprescindible, hacer un control completo del ciclo biológico de las pulgas para no cometer errores desde el principio, pues supone el gasto de un gran esfuerzo por parte del propietario y de nosotros como veterinarios. Por otra parte, si el aplicar un programa completo supone la utilización de varios productos, el resultado final dependerá, todavía más, de la capacidad de implicación del propietario.  Por ello, el poder aplicar un solo producto como Frontline-Combo, simplifica mucho el tratamiento y suma puntos al factor de cumplimiento por parte del propietario.

 

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