El hecho de que el cuadro clínico se presente en verano, y por la distribución de las lesiones es sugestivo de hipersensibilidad a picaduras por insectos, principalmente culicoides, trombiculidiasis, dermatitis alérgicas a alimentos o dermatitis atópica.

Para descartar otras etiologías como sarnas corióptica o infecciones por hongos o bacterias, es necesario tomar muestras de pelos y de las lesiones para realizar análisis de laboratorio.