El diagnóstico de los procesos dermatológicos inmunes no es una tarea fácil, debido a la complejidad de la patogenia y reacciones y a la multitud de etiologías que intervienen en el desarrollo de estas enfermedades. El diagnóstico de estos procesos es clínico, en los que una buena anamnesis y el conocimiento de los posibles procesos es fundamental.
La causa más probable es una dermatitis atópica, sin que se sepa con precisión la causa. Las dermatitis atópicas se producen en caballos sensibilizados a alergenos que se inicia durante los primeros meses de vida. Las dermatitis atópicas en caballos se caracteriza por zonas de prurito en la cara, tórax y abdomen ventral y en las extremidades, como en el caso que nos ocupa. Los caballos se frotan contra las vallas, paredes y los postes. A menudo se muerden los flancos debido al picor que presentan. Como consecuencia de ellos se producen hipotricosis, excoriaciones, alopecia e infecciones bacterianas secundarias. Debido a la distribución de las lesiones cabría pensar en una dermatitis de contacto con algún producto, pero en la anamnesis ya se descartó esta posibilidad, así como la alergia a algún medicamento pues el caballo no tenía ninguna enfermedad y no se le administraban tratamientos.
Otra posibilidad es la hipersensibilidad alimentaria asociada a la ingestión de sustancias alergénicas con la dieta. Esta alergia puede venir acompañada de dermatitis atópica o hipersensibilidad a insectos. Los caballos suelen presentan prurito generalizado o bien localizado en la cara, cuello, tronco y en muchas ocasiones, presentan prurito en la cola y el periné. En el caso de Campero, no presentaba estas características clínicas. El diagnóstico definitivo es difícil de llevar a cabo, pues requiere la colaboración del propietario. Se realiza mediante una dieta de eliminación de 4 semanas de duración, para sustituir las posibles proteínas responsables de la intolerancia. Este procedimiento no llevó a cabo.
La hipersensibilidad a insectos es otra posibilidad, debido a la estacionalidad del proceso y las condiciones de alojamiento. Hay multitud de insectos que pueden originar esta hipersensibilidad, pero lo más frecuente es frente a Culicoides. Las lesiones suelen presentar una distribución dorsal, ventral o combinación de ambos. Típicamente el prurito se localiza en la base de la cola y la región de la cadera. Puede venir acompañado de pápulas, automutilaciones y pérdida de pelo. Al diagnóstico más probable de la enfermedad se llega mediante una prueba intradérmica o bien la búsqueda de anticuerpos frente a Culicoides mediante un ELISA, pero cuyo resultado no siempre es fiable. En nuestro caso, se descartó la posibilidad de hipersensibilidad a Culicoides, pues el patrón y la distribución de las lesiones no coincidían totalmente con esta enfermedad.