No existe un método adecuado de prevención. Las vacunas son poco eficaces.
Entre las medidas prácticas frente al problema se encuentra la separación y eliminación de las ovejas afectadas, con el fin de minimizar la difusión del problema.
Evitar la baja producción de leche (mamitis crónica, mala alimentación, etc.) o manejos que hace que los corderos mamen con más avidez y produzcan traumatismos que evolucionen a mamitis. En los rebaños con una elevada incidencia de estas mamitis se debería analizar si hay animales adultos que tuvieran tendencia a tetar, ya que producen pequeñas lesiones que constituyen la vía de entrada.