Autores

Luis Miguel Cebrián*, Mónica Espada Aguirre**

* Ex-profesor asociado de Clínica de Ganado Vacuno,

** Profesora Asociada de Clínica de Ganado Vacuno, Facultad de Veterinaria, Universidad de Zaragoza

Paciente. Vaca mestiza de 6 años de edad.

Antecedentes.

A finales del mes de marzo fuimos requeridos para atender a una vaca mestiza de cuatro partos, no gestante. Pertenecía a una explotación de aproximadamente 100 animales formada por vacas mestizas de aptitud cárnica y sus terneros. El propietario informa que, durante el invierno, al animal “se le habían caído las orejas” y había cojeado ligeramente, pero al no observar otros síntomas y ver que la vaca comía y rumiaba perfectamente supuso que era debido al intenso frío de aquel invierno y no le dio mayor importancia.

El motivo de la consulta era que en los últimos días el animal cojeaba de la mano derecha, en la que se podía observar una herida, y había perdido condición corporal.

Examen físico. 

La vaca presentaba una intensa cojera de la mano derecha, que mantenía en elevación. Se podía apreciar una importante lesión necrótica a la altura de la articulación del carpo con la primera falange. La parte proximal estaba inflamada y tumefacta, la piel enrojecida y con pérdida de pelo. Más distal a esta zona y alrededor de toda la extremidad se había desprendido la epidermis apareciendo, en algunos puntos, seca y enrollada sobre si misma. La sensibilidad en la parte distal de la lesión era nula.

Ambos pabellones auriculares estaban mutilados, habiendo desaparecido más de las dos terceras partes de los mismos. Los bordes de las lesiones estaban perfectamente cicatrizados. En la zona media del rabo se pudo observar un secuestro con necrosis del extremo distal. Asimismo, presentaba también erosiones en los corvejones, probablemente producidas por periodos prolongados de decúbito.

En cuanto al resto de la exploración, la temperatura corporal era normal (38,7ºC), así como el color de las mucosas. La frecuencia respiratoria (25 resp./ min.) y cardiaca (70 puls./min.) estaban dentro de la normalidad; los movimientos ruminales (3 mov./min) y las heces eran normales. La condición corporal era todavía aceptable.

El resto del rebaño no manifestaba ninguna sintomatología destacable. Este grupo de vacas se alimentaba con maíz ensilado, rastrojo de maíz y subproductos de almazara. Después de preguntar al ganadero la posibilidad de que el maíz tuviera “tizón” (cornezuelo) y tras enseñarle unas fotos nos confirmó que en efecto en algunos de los campos lo había visto.

 

Obsérvese la vaca sin orejas y la lesión de la mano derecha Línea de necrosis de la cola Maíz con tizón

Responde a las siguientes preguntas: