Ruiz de Arcaute, M.(1,2); Sucupira, M.C.(3); Lacasta, D.(1,2); Ramos, J.J.(1); Verde, M.T.(1); Ferrer, L.M.(1)

(1) Dep. Patología Animal. Fac. de Veterinaria. Universidad de Zaragoza.

(2) Gabinete Técnico Veterinario S.L. Zaragoza.

(3) Facultad de Medicina Veterinaria. Universidad de Sao Paulo. Brasil

 

Presentación del caso

Se presentó en el Servicio de Medicina Interna de Rumiantes de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza dos corderos procedentes de un rebaño de 400 ovejas Manchegas cruzadas de un mes de edad, procedentes de una explotación de la provincia de Zaragoza, que presentaban múltiples erosiones y heridas en la piel simplemente con los movimientos del animal y el manejo normal de los animales (ver fotos). En una parición, de 200 corderos nacidos 12 presentaban alteraciones en la piel. A la exploración se apreciaba las heridas superficiales, que la piel era hiperextensible y que si se traccionaba mucho llegaba a romperse. El resto de los parámetros clínicos parecían normales. Se pidió la colaboración del Servicio de Dermatología de la Facultad de Veterinaria y se realizó un protocolo de diagnóstico dermatológico, recogiendo muestras para dermatofitos en medio DTM, raspado superficial de las lesiones para la búsqueda de ácaros, muestras de pelos y prueba de la cinta adhesiva para búsqueda de huevos de parásitos y piojos. También se recogieron hisopos para búsquedas de estafilococias. Todas estas muestras diagnósticas dieron negativo.  Se tomaron muestras de sangre de 13 animales (siete machos, tres hembras y tres corderos) para identificar la paternidad de tres de los 12 corderos afectados, mediante la técnica de PCR. También se realizaron varias biopsias cutáneas y, después de la necropsia, al obtener una mayor cantidad de tejido, se realizó el estudio microscópico. Se confirmó que solamente había mayor elasticidad y fragilidad de la piel sin otras alteraciones, a excepción de las infecciones secundarias. La piel estaba delgada y se soltaba fácilmente durante la manipulación de los corderos (figura 3). La fragilidad cutánea fue confirmada en la necropsia, observando la facilidad de separación del tejido subcutáneo de la musculatura sin hemorragia y la permanencia de los vasos sanguíneos (figura 4). No se encontró ninguna otra anormalidad. Con todo este estudio se diagnosticó una astenia cutánea también conocida como síndrome de Ehlers-Danlos, dermatosparaxis o piel rota.

 

Repasa aquí la discusión de este caso.